MIAMI 1994 – PROCESO DEL ALCA – PLAN DE ACCIÓN – III -
ERRADICACIÓN DE LA POBREZA Y DE LA DISCRIMINACIÓN EN NUESTRO HEMISFERIO
ESTÍMULO A LA PEQUEÑA EMPRESA Y A LA MICROEMPRESA
Debido a una situación inevitable como lo es la de
tener que fabricar productos en serie indefinidamente y a gran escala, se
originó la necesidad de separar a los ejecutivos o directores (patronos)
de la gran mayoría de los trabajadores (proletarios), y se brindó
orientación a cada uno de los ramos en los que fue dividida la industria:
agricultura; pecuaria; fabril; comercio; servicios; banca y minería.
Una de estas divisiones expresa las necesidades
particulares mientras que la otra, las necesidades sociales – proletariado
y patriciado o patronal, respectivamente.
Una de ellas expresa la necesidad de ejecución y la
otra la de dirección o gerencia, motivadas por el desentendimiento mutuo
de los respectivos deberes sociales.
Como la sociedad humana no puede ser reducida a una
sola clase – la del proletariado – (Comunismo) y como tampoco puede ser
reducida a una sola clase – la patronal (Capitalismo o Individualismo) el
problema que se impone es el de la armonía de estas clases a fin de
obtener de ellas la cooperación requerida.
Es por ello que los comunistas proclaman que siendo el
Capital Social en su origen y en su destino, por ello debe ser propiedad
de la sociedad. Es en esta última parte en donde se demuestra el error del
comunismo porque ello llevaría a admitir que hay una función social que
debe ser ejercida no por órganos individuales sino por el propio organismo
colectivo, ¡lo que constituye un absurdo! Además de ello, se produce una
violación de la ley aristotélica, puesto que se hace que la convergencia
anule la independencia individual, lo que obstaculiza el progreso.
El anarquismo o el capitalismo, que es particularmente
individualista, procede de modo contrario, ya que desprecia la
convergencia social y exagera la independencia individual, violando por
igual la misma base aristotélica de la estática social en dos de sus
puntos. Si todos desearan ser patrones, ¿cómo quedan entonces las
relaciones sociales?
Sólo la Sociología Positiva examina, al mismo tiempo,
la independencia y la convergencia, armonizándolas como es indispensable
para la existencia social.
El bien sólo se realiza cuando en el acto humano, el
altruismo se eleva por encima del egoísmo mientras que el mal es el caso
opuesto, cuando el egoísmo es el elemento predominante; por ello, la
personalidad debe quedar subordinada a la sociabilidad.
La marcha lógica del raciocinio consiste en: “inducir
para deducir, a fin de construir” teniendo como objetivo: “saber
para prever, a fin de proveer" ya que fuera de ello es "un diluvio
de palabras sobre un desierto de ideas".
En la evaluación positiva del Capital y del Trabajo,
que son las dos grandes funciones indispensables de la actividad material,
así como en cualquier otra consideración sociológica, se debe tener
siempre presente los siguientes principios que, en lo más profundo, tratan
de una cuestión más moral que social:
1. la ley aristotélica fundamental de la división
de los oficios unida a la convergencia de los esfuerzos;
2. la convicción de que no existe un fenómeno sin
un punto en el que se concentren dichos fenómenos y, en consecuencia,
tanto en Sociología como en Biología no existe función sin órganos, ni
órganos sin función.
3. tener en cuenta que, en la Sociología, las
funciones sociales pueden ser ejercidas por órganos individuales;
4. tener en cuenta que, como esos órganos están
dotados de altruismo e egoísmo en dosis desiguales, no debemos olvidar
que socialmente la fuerza eficaz es siempre la del altruismo y no la
del egoísmo.
5. tener en cuenta que en vista de ello no se puede
concebir bien la Sociología, que estudia los fenómenos humanos
colectivos, sin considerar la Moral, que estudia individualmente el
órgano de toda función social que es el Hombre.
Luego de esta exposición sucinta, podemos visualizar
que esta propuesta de disgregar en pequeñas empresas o microempresas, en
las que el patrono no sea el empleado, es una solución social adecuada,
siempre que no hubiera competencia y los seres humanos ya estuvieran en
una fase de querer hacer el bien a los demás, pues estarían buscando
producir lo mejor para los otros, a un menor costo. Algo utópico aunque no
quimérico.
Pequeñas empresas pero grandes problemas materiales debido al
desperdicio y a los sacrificios humanos, como se constata al saber cuántas
empresas abren y cuántas permanecen. Por ello, con una ley “antitrust” y
una ley “antidumping” sería más fácil controlar el oligopolio y el
desperdicio, con miras a alcanzar una racionalización debida a la escasez
de materias primas y a la contaminación que se acrecientan en éste,
nuestro mundo. Sin embargo, como estamos viviendo en este torbellino de
capitalismo y no podemos romper de pronto sus cadenas, ya que estaríamos
causando un daño incalculable; es mejor ahora no proponer un cambio sobre
este tema (el cual debe ser repensado) y sí dedicarnos, en cuerpo y alma,
a una Globalización de la Moral Positiva, conjuntamente con esta
Globalización Material.