Área de Libre Comercio de las Américas - ALCA

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Público
FTAA.soc/civ/20/Add.1
29 de abril de 2002

Original: Inglés
Traducción: Secretaría ALCA

ALCA - COMITÉ DE REPRESENTANTES GUBERNAMENTALES SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE
LA SOCIEDAD CIVIL

APORTE EN RESPUESTA A LA INVITACION PUBLICA Y CONTINUA


Nombre (s) John Audley and Edward Sherwin
Organización (es) Carnegie Endowment for International Peace
País Estados Unidos

Si el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) va a ser una realidad para el año 2005, los negociadores tendrán que abordar una amplia gama de aspectos más allá del comercio. En la Cumbre inaugural de las Américas celebrada en 1994, dirigentes de los 34 países del ALCA abordaron una amplia agenda hemisférica que comprendía no sólo la integración económica, sino también la promoción de la democracia, la reducción de la pobreza y la protección ambiental. Estos tres últimos puntos han sido bastante soslayados, lo que incita a la reacción popular tanto en los países ricos, como en los países en desarrollo contra las políticas que respaldan la globalización. Muchas personas consideran, de manera acertada o equívoca, que la globalización económica no sirve a los objetivos más amplios de política social, incluyendo la protección del ambiente y la salud humana.

Las negociaciones del ALCA crean las condiciones que hacen posible y necesario que los países del hemisferio occidental aborden el tema del ambiente y diseñen soluciones a los problemas ambientales trasnacionales. Es posible porque en ausencia del ALCA, no habría voluntad política suficiente para llegar a un acuerdo sobre medio ambiente en el hemisferio. Por consiguiente, el ALCA y un convenio ambiental accesorio deberían percibirse como componentes de una agenda de integración mucho más amplia, al igual que la acordada en la Cumbre de Miami. Existen graves problemas ambientales en el continente americano: la contaminación del aire, la deforestación, el agotamiento de las reservas pesqueras, el retorno de enfermedades infecciosas por largo tiempo inactivas, tales como cólera; que deberían abordarse. El ALCA crea las condiciones para que los gobiernos asuman la responsabilidad por estos desafíos y negocien soluciones proactivas.

Mientras tanto, la política comercial, particularmente en los Estados Unidos y Canadá, hace necesario que el ALCA incluya un acuerdo accesorio sobre medio ambiente. Nótese la contienda en torno al Tratado Norteamericano de Libre Comercio en el Congreso estadounidense en 1993, el posterior rechazo de la autoridad negociadora comercial de vía rápida en el gobierno del Presidente Clinton y el actual impasse sobre la Autoridad de Promoción Comercial. En cada caso, la oposición a la liberalización comercial por parte de algunos miembros se basó en la firme creencia de que las disciplinas comerciales no deberían acarrear daños al medio ambiente. El problema se resolvió durante el TLCAN al negociar un acuerdo accesorio sobre el medio ambiente bastante exitoso. Los partidarios de la Autoridad de Promoción Comercial han respondido a las anteriores derrotas de la vía rápida al colocar al ambiente a la par de otros objetivos de negociación.

Comprendemos la renuencia entre muchos países en desarrollo a vincular el comercio y el ambiente. Algunos perciben la protección ambiental como proteccionismo solapado y temen que el no poder mantener los niveles de protección ambiental dictados por los Estados Unidos ocasionará sanciones comerciales. Otros reconocen que sus economías no son lo suficientemente fuertes como para internalizar los costos de la degradación ambiental y temen que serán menos competitivos si se atienen a normas ambientales elevadas. Consideramos que es posible superar estas creencias comunes y diseñar soluciones que vinculen la protección ambiental a los motores del crecimiento económico, creando situaciones donde todos ganan y no donde unos ganan y otros pierden. A tal fin, proponemos que los 34 países del ALCA inicien, a la brevedad posible, negociaciones sobre medio ambiente a fin de asegurar la conclusión exitosa del ALCA. Los negociadores deberían comenzar por abordar los cuatro temas que se mencionan a continuación:

  • Evaluaciones del medio ambiente al nivel nacional: Asistencia a los países en desarrollo para llevar a cabo valoraciones del medio ambiente al nivel nacional con base en las metodologías existentes, tales como las delineadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) o la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Estas contribuirán a que los países identifiquen los desafíos ambientales relacionados con la liberalización comercial, así como los que enfrentan al margen del contexto comercial.
     

  • Información hemisférica sobre medio ambiente: Recolección y difusión de información ambiental, particularmente los datos que capturan las implicaciones para el medio ambiente y la salud del ser humano que surgen de la integración económica en el hemisferio. Este punto en la agenda permitirá que los países formulen una política ambiental bien fundamentada y cuantifiquen los problemas ambientales trasnacionales. El plan de trabajo cooperativo de la Comisión Norteamericana para la Cooperación Ambiental (CEC) proporciona un buen modelo.
     

  • Programas coordinados de asistencia técnica y creación de capacidades: Ayuda suministrada a solicitud de los países en desarrollo para satisfacer sus necesidades de infraestructura ambiental y contribuir a que los funcionarios gubernamentales redacten y ejecuten legislación de conformidad con los objetivos de comercio, medio ambiente y desarrollo. La coordinación de asistencia técnica y creación de capacidades en todo el hemisferio también debería abarcar la coordinación del respaldo técnico y financiero del sector privado al nivel bilateral, regional e internacional. Esto contribuiría a obtener el financiamiento donde más se necesita y aliviar la “fatiga del donante”.
     

  • Papel efectivo para la sociedad civil: Cualquier asociación ambiental del continente americano no debería limitarse estrictamente a los gobiernos, sino que debería aprovechar las capacidades probadas del sector privado y de las organizaciones no gubernamentales para contribuir con la formulación y puesta en práctica de políticas, así como la asistencia técnica y creación de capacidades. Adicionalmente, la sociedad civil debería retener un papel formal en la administración del acuerdo. Los acuerdos paralelos del ALCA brindan ejemplos útiles acerca de la función de administración formal para la sociedad civil, así como un sistema de denuncias para los ciudadanos contra los gobiernos por el incumplimiento de las leyes ambientales nacionales.

La propuesta de un gobierno paralelo no incluye los aspectos tales como agricultura, inversión o solución de controversias que surgen en el seno del ALCA. Tenemos entendido que los negociadores comerciales abordarán estos aspectos dentro del marco del mismo acuerdo comercial. La esencia de esta propuesta es paralela a las negociaciones comerciales y constituye un proceso que deberían abordar principalmente los ministerios de medio ambiente y desarrollo.

A fin de aprovechar la buena voluntad política generada por el ALCA y apaciguar a los detractores de la liberalización comercial, debería concluirse un acuerdo paralelo sobre el medio ambiente simultáneamente con el ALCA, en enero de 2005. A menos de tres años para esa fecha, es imperativo que las negociaciones comiencen a la brevedad posible. A fin de catalizar el proceso, proponemos que los funcionarios gubernamentales insten a los tres miembros del Comité Tripartito: la Organización de Estados Americanos, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y el Banco Interamericano de Desarrollo, a que desempeñen los mismos papeles administrativo y de asesoría en las negociaciones relativas al medio ambiente que los que llevan a cabo en las negociaciones comerciales. Asimismo, los gobiernos miembros pueden sacar provecho de la experiencia de otras organizaciones internacionales, tales como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y de los grupos de sociedad civil, para realizar estudios e influir en sus posiciones de negociación.

El ALCA crea una oportunidad única para que los países del hemisferio occidental se atrevan a mejorar sus ambientes naturales. Al mismo tiempo, puede que no obtengan los beneficios de la liberalización comercial de no abordar los otros compromisos asumidos en la Cumbre de las Américas. Proponemos un curso de acción que no sólo creará economías más fuertes, sino que también mejorará el medio ambiente y la salud humana.

 
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