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      Público ALCA - COMITE DE REPRESENTANTES GUBERNAMENTALES SOBRE LA 
      PARTICIPACION DE  CONTRIBUCION RELACIONADA CON LA INVITACION PUBLICA 
  
 
        
 
           
 29 de mayo de 2000 
 Comité Tripartito  Asunto: Revisión profunda del ALCA y la Sociedad Civil 
 El 30 de abril de 1999 le envíe una carta a Bryan Samuel, representante 
principal de Estados Unidos ante el CRG del ALCA, en mi condición de director 
ejecutivo de Tile Council of America (TCA), una asociación de industrias que 
representa a las empresas nacionales fabricantes de baldosas de cerámica y a 
ciertos proveedores de materias primas y de equipos utilizados en el sector. El 
envío de dicha correspondencia fue en respuesta a la petición formulada por el 
Sr. Samuel y por el Trade Advisory Center, del Departamento de Comercio, 
solicitando la remisión de comentarios dirigidos al Comité de Representantes 
Gubernamentales sobre la Participación de la Sociedad Civil del Area de Libre 
Comercio de las Américas (ALCA - CRG) con relación a una iniciativa para que el 
proceso de negociación comercial del ALCA incluyera un mecanismo para permitir 
la participación formal de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en el 
proceso y para que presentaran sus puntos de vista ante los ministros de 
Comercio del hemisferio durante la reunión efectuada en noviembre de 1999 y, 
probablemente, en el transcurso de las negociaciones. En la presente 
comunicación me dirijo al Comité Tripartito en respuesta a una solicitud similar 
formulada el 25 de mayo de 2000 por el Trade Advisory Center para que realicemos 
comentarios sobre el particular. 
 En general, nuestra industria está preocupada por el hecho de que esta 
iniciativa de formalización de la participación de las ONG en las negociaciones 
comerciales de gobierno a gobierno sea una respuesta a las presiones ejercidas 
por varias ONG con intereses especiales diversos para apropiarse de los procesos 
de negociaciones comerciales y convertirlos en vehículos destinados a promover 
temas no comerciales o temas de interés especial relacionados muy 
tangencialmente con el comercio. Consideramos que esto ha quedado en evidencia
ab initio en las diversas agendas promovidas por algunas de estas 
organizaciones, que parecen estar insistiendo en la necesidad de participar en 
todas las negociaciones comerciales para promover sus propias agendas y los 
intereses de sus organizaciones. Esto no quiere decir que los temas principales 
que impulsan a estas organizaciones no son importantes o no constituyen asuntos 
que despierten preocupaciones válidas. Sin embargo, la relación básica entre 
economía y comercio que constituye la razón de ser de las negociaciones no 
debería convertirse en vehículo para la promoción de agendas en campos como el 
ambiente, la conservación, los derechos humanos, la injusticia social, u otros 
diversos temas sociales que, tratados de forma separada, pudieran atraer la 
atención y despertar la preocupación que merecen.  
 El fenómeno mediante el cual todos esos temas se han convertido en 
componentes necesarios y esperados en cada una de las negociaciones comerciales 
y económicas que se realizan a nivel internacional parece estar convirtiéndose 
en una norma aceptada, que varias ONG han impuesto sobre lo que se venía 
haciendo tradicionalmente y lo que debería precisamente hacerse en la realidad: 
deliberaciones comerciales y económicas de gobierno a gobierno. Un gran número 
de organizaciones privadas que no representan a componentes de la industria 
manufacturera, de los grupos sindicales o de la producción de nuestra economía 
que están directamente afectados por dichas negociaciones comerciales y 
económicas están asumiendo y exigiendo un rango equivalente e incluso 
predominante y con poder de veto en estas negociaciones. Este hecho desvía, 
politiza, polariza y se apodera de dichas negociaciones convirtiéndolas en 
vehículos que permiten impulsar las agendas particulares de organizaciones 
privadas, no electas y promotoras de un solo tema, que no necesariamente 
representan al electorado estadounidense ni lo que se supone son los temas 
económicos y comerciales fundamentales y el centro de atención de diversas 
negociaciones comerciales internacionales. En este sentido, dichas 
organizaciones dan por sentado que legitiman y poseen el derecho de tener 
competencia con respecto a estas funciones eminentemente gubernamentales. 
 Este fenómeno se ha desarrollado de una forma informal en la última década 
para convertirse en una situación en la que prácticamente todas las 
negociaciones internacionales de gobierno a gobierno cuentan con la insistente 
presencia de grupos de ONG con intereses especiales que en lo esencial no 
guardan relación entre sí y ya no se contentan con tener “casetas en los 
pasillos de los hoteles” o con recibir invitaciones para participar en sesiones 
de información y tener la oportunidad de formular comentarios, sino que exigen - 
de hecho - “estar presentes en las salas de negociaciones”. Esto no sólo 
constituye un gobierno no representativo sino que puede convertirse en un factor 
de distracción y de desvío de la atención para nuestros negociadores 
gubernamentales y, hasta ahora, no es algo que haya sido estipulado ni 
contemplado por ningún gobierno representativo. Estas ONG con intereses 
especiales no tienen una competencia estipulada por alguna ley o reglamento, por 
lo que pareciera ser un precedente peligroso comprometerse a formalizar su 
participación a través de la formulación de normas administrativas de la 
“sociedad civil” o su equivalente. Esto no sólo constituye una política 
distraccionista e impráctica sino que puede generar objeciones legales. La 
representación del gobierno estadounidense y de su pueblo en negociaciones 
comerciales y económicas internacionales es un mandato que se le ha dado a los 
funcionarios gubernamentales electos y designados, como una función del gobierno 
representativo. Las negociaciones económicas y comerciales internacionales no 
son un ejercicio que corresponda a un cabildo abierto en Nueva Inglaterra. 
 Al formalizar, a través de una autorización administrativa, en nuestros 
procedimientos de negociación comercial internacionales, la creación de varios 
componentes de la “sociedad civil” para que aboguen por sus intereses y agendas 
particulares y los hagan ver como supuestos intereses de Estados Unidos, se 
corren varios peligros: el de conferir un carácter casi-gubernamental a las ONG 
con intereses especiales más agresivos, el de revocar los deberes y la misión 
que tienen los funcionarios gubernamentales electos y designados de dirigir las 
negociaciones comerciales en nombre del gobierno y el electorado 
estadounidenses, y de reemplazar los procedimientos que ya han sido creados y 
estipulados legalmente para realizar consultas con los grupos económicos del 
sector privado a través, por ejemplo, de los sistemas ISAC, IFAC e IPAC 
establecidos por el Congreso. 
   
 Atentamente, 
 Robert E. Daniels 
 
      
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