Área de Libre Comercio de las Américas - ALCA

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Confidencialidad Anulada
FTAA.TNC/w/222/Rev.1
9 de marzo de 2004


Original: español

ALCA - COMITE DE NEGOCIACIONES COMERCIALES
 

VENEZUELA


DOCUMENTO DE TRABAJO

 
De: Víctor Álvarez, Jefe de la Delegación de la República Bolivariana de Venezuela al XV Comité de Negociaciones Comerciales del ALCA
Para: Delegaciones de los países que participan en el CNC del ALCA
Asunto: Los Fondos de Convergencia Estructural en el ALCA
Fecha: Puerto España-Trinidad, 29 al 3 de octubre de 2003


En esta XV Reunión del CNC, me dirijo a ustedes en la oportunidad de comunicar la visión del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela en relación con el estado actual de las negociaciones del ALCA y proponer acciones concretas que nos permitan enfrentar con éxito los retos y desafíos que plantea un Acuerdo en el que participan una gama de países que son diferentes no sólo en su historia, cultura o idioma, sino también en el tamaño de sus economías y grados de desarrollo.

Dos preguntas nos ha formulado la Copresidencia para construir una visión compartida sobre el estado actual de las negociaciones del ALCA:

1. ¿Qué nivel de ambición, de haberlo, debería lograrse en cada área que esta siendo negociada, mientras se alcanza un equilibrio general en las negociaciones?

2. ¿Cómo propondría su gobierno lograr este objetivo?

Acerca del nivel de ambición

El debate se centra fundamentalmente en los siguientes aspectos:

  1. Las fechas para culminar las negociaciones y;
     
  2. La cobertura del acuerdo.

El estado actual de las negociaciones refleja una serie de indefiniciones en la mayoría de los grupos de negociación, lo cual se traduce en el estancamiento o poco avance del proceso.

Desde la perspectiva del Gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela, la falta de voluntad y de creatividad para encarar las causas de estas dificultades y el reciente efecto OMC-Cancún dejan al descubierto la inviabilidad de la fecha prevista, así como la necesidad de revisar el contenido de la amplia propuesta inicial.

Desde la Reunión Presidencial de Québec, Venezuela ha venido planteando la necesidad de postergar las fechas de culminación de las negociaciones e implantación del ALCA y acotar los contenidos que se negocian, así como la cobertura y alcance de los mismos.

Este planteamiento fue ratificado en la Carta entregada por la delegación de Venezuela en la pasada Reunión Ministerial de Quito y en sendos memoranda entregados en el XIII CNC de Puebla y en el XIV CNC de San Salvador donde la Delegación de Venezuela, además de solicitar de nuevo la postergación de las fechas del acuerdo, ha planteado también la necesidad de revisar y limitar las materias que actualmente se negocian.

En el caso de Venezuela, cualquiera sea el acuerdo al que finalmente se llegue, el mismo debe ser validado por la voluntad democrática de nuestro pueblo a través de un referéndum. No es una decisión voluntaria del Gobierno sino un mandato del artículo 73 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que condiciona la aprobación de un acuerdo como el ALCA al pronunciamiento de nuestros ciudadanos a través de la realización de un referéndum popular.

Una y otra vez en las declaraciones presidenciales y ministeriales sobre el ALCA se han establecido mandatos y compromisos de transparencia en relación con el proceso de las negociaciones. La transparencia en el proceso de negociaciones es una condición sin la cual no sería posible la participación de la sociedad civil en el seguimiento del proceso.

Sin embargo, hasta el momento ha sido muy limitada la transparencia. La abundancia de corchetes, sin que sea posible saber cuáles son los países que introducen cada corchete, hace que le sea imposible a la población de cada uno de los países el conocimiento de cuáles son las posturas de negociación de sus respectivos gobiernos.

Como ya lo dijo acertadamente en la instalación de esta reunión el Ministro de Industria y Comercio de Trinidad y Tobago, Kenneth Valley, las negociaciones del ALCA no son un asunto sólo de carácter técnico sino que tiene cada vez más implicaciones políticas y sociales que si no son bien manejadas inevitablemente agravaran las manifestaciones de resistencia al ALCA que expresan cada vez mas diferentes sectores políticos y sociales en todos y cada uno de nuestros países, como respuesta a un proceso de negociaciones del cual saben muy poco o nada.

Dijo el honorable Ministro Valley:

“Beyond all the technical discussions, the fact. is that trade negotiations are no longer simple the realm of the specialists. Today, trade issues are at the heart of domestic politics and foreign policy. Thus, we must acknowledge the political and social nature of the process towards a hemispheric free trade area. The certainty that we have a joint commitment and a set of common goals and objectives will help us to construct patiently, a vigorous consensus in all delicate matters”1

Por lo tanto, mientras más cortos sean los plazos, a su vez, menores serán las posibilidades de que nuestro gobierno pueda informar adecuadamente a nuestros ciudadanos y evitar así resistencias y hostilidades innecesarias.

Mientras más velocidad se le intente imprimir al proceso de negociación en esta fase, menores serán las posibilidades de que pueda generarse un debate público democrático informado sobre las implicaciones de estas negociaciones.

Las decisiones democráticas requieren más tiempo

Implantar el ALCA supone un rediseño político-institucional de la estructura de los Estados, lo cual se traducirá en una fuerte presión y exigencia para acometer importantes cambios en la Constitución, Leyes e Instituciones. De hecho, así lo dice claramente uno de los Principios Generales establecidos desde la Cuarta Reunión Ministerial del ALCA. Este principio dice lo siguiente:

“Todos los países deben asegurar que sus leyes, reglamentos y procedimientos administrativos estén conformes con las obligaciones del acuerdo del ALCA”.

Siendo esto así, no puede seguirse negociado el ALCA como si se tratase sólo de unas negociaciones comerciales en las cuales sólo participan expertos y especialistas en las diversas áreas del derecho mercantil y el derecho internacional. Tal como lo señaló sabiamente el Ministro Valley, unas negociaciones democráticas tienen que incorporar en forma efectiva a todos los sectores de la población del continente, ya que todos los sectores serían en alguna medida afectados por los acuerdos que se están negociando. Y esto necesita mucho más tiempo que el que hasta ahora tenemos planteado.

El intenso ritmo que pretende imprimirse a las negociaciones y los reducidos lapsos a los cuales está emplazado nuestro país en este proceso de negociación se constituyen así en una negación de la posibilidad real de la participación democrática en torno a los asuntos que se negocian.

Sólo mediante un proceso de negociaciones efectivamente transparente al conjunto de la sociedad podremos afirmar que estamos avanzando en la dirección de un proceso de integración que pueda caracterizarse como democrático.

Una mayor transparencia, el acceso pleno de las sociedades a toda la información y el debate público sobre las negociaciones del ALCA, necesariamente exigirían otros cronogramas de negociación. Son estos los costos necesarios de la democracia.

La exigencia de la democracia y de la transparencia, del acceso a la información y del derecho a la participación en el proceso de toma de decisiones en torno al ALCA, tiene su fundamento principal en el hecho de que el Tratado es mucho más que un acotado acuerdo comercial. Abarca, por el contrario, el más amplio espectro de la vida colectiva en sus dimensiones institucionales, políticas, sociales, culturales.

No basta con liberalizar el comercio y las inversiones para garantizar el avance hacia mayores niveles de crecimiento y bienestar colectivo. Hay que medir el éxito del ALCA en función de la mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos y no solo en función del incremento de los flujos de comercio e inversión.

Sin mecanismos expresos dirigidos a lograr una reducción significativa de las disparidades entre las diferentes regiones, países y actividades productivas, la libre competencia entre desiguales no puede conducir sino al fortalecimiento de los países más grandes y de mayor nivel de desarrollo y a un debilitamiento aún mayor de las economías mas pequeñas y de los países de menor nivel de desarrollo.

Conjurar esta amenaza exige la creación de mecanismos eficaces como los Fondos de Integración Regional que han propuesto varias delegaciones o los Fondos de Compensación o Convergencia Estructural propuestos por otras delegaciones en la pasada reunión del CNC en El Salvador. Y esto también necesita más tiempo del que ahora tenemos planteado.

Sobre las desigualdades en los niveles de desarrollo

Las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas se desarrollan con la existencia de abismales diferencias no sólo entre los tamaños de las economías, sino igualmente extraordinarias diferencias en los niveles de desarrollo.

Uno de los objetivos principales que debería tener un proyecto de integración exitoso, tal como lo ha demostrado la experiencia de la Unión Europea, es que la integración permita dar pasos sólidos hacia significativas reducciones de estas inmensas desigualdades inicialmente existentes.

Esto requiere el establecimiento de compromisos firmes -con procedimientos que garanticen su cumplimiento- para que la operación del Tratado contribuya en forma efectiva a la reducción de estas desigualdades.

El tema de las profundas desigualdades a partir de las cuales se inicia el proceso de negociaciones del ALCA ha sido reconocido una y otra vez en los documentos de las Cumbres Presidenciales y Reuniones Ministeriales. En la Declaración Ministerial de Quito, se dice:

“Reafirmamos nuestro compromiso de tomar en cuenta al discutir el ALCA, las diferencias en los niveles de desarrollo y el tamaño de las economías del Hemisferio, para asegurar la plena participación de estas economías en la construcción y los beneficios resultantes del Acuerdo.”

Sin embargo, las medidas que han sido discutidas bajo el formato de trato especial y diferenciado, o bajo la categoría de pequeñas economías, no permiten dar cuenta, ni ofrecer orientaciones de políticas capaces de contribuir en forma efectiva a una significativa reducción de esas profundas disparidades. No se trata principalmente de economías grandes y pequeñas, sino de estructuras económicas muy diferenciadas.

Las medidas a las que se ha prestado más atención se han limitado al fortalecimiento de la capacidad técnica de los países para abordar las negociaciones del ALCA, pero nada se ha decidido aún sobre las necesarias y urgentes medidas que hay que aplicar para reducir y eliminar los profundos desequilibrios existentes entre nuestros países.

Si no se concretan las acciones necesarias para mejorar las condiciones del entorno social y productivo, países muy desiguales serían tratados como iguales y se verían obligados a competir bajo las mismas reglas a pesar de sus rezagos y debilidades.

Se impone, entonces, la necesidad de avanzar de las medidas de asistencia técnica y de la ampliación de plazos para el cumplimiento de los compromisos y disciplinas del ALCA hacia la creación de los mecanismos y fondos para la convergencia estructural que se requieren para corregir las asimetrías y disparidades entre los países que actualmente negocian el acuerdo.

En el marco del Programa de Cooperación Hemisférica es mucho más lo que puede y debe hacerse. Limitarse a medidas de asistencia técnica para que los países estén en condiciones de participar en las negociaciones no es la respuesta adecuada a la brecha que separa a los diferentes países que negocian el ALCA.

Ni asistencia técnica para la comprensión de las negociaciones y adaptación de los acuerdos, ni plazos de unos cuántos años responden a estos problemas.

Esto es particularmente preocupante en vista de que en la definición de los “Objetivos y Principios Generales” de la negociación del Tratado se establece que “Los derechos y obligaciones del ALCA deberán ser comunes a todos los países.” Esto implica la exigencia de un principio de reciprocidad entre economías y agentes económicos profundamente desiguales.

Un trato de iguales a economías profundamente desiguales no puede sino favorecer a los más fuertes a costa de los más débiles.

Para avanzar en la reducción de estas profundas desigualdades, es indispensable encarar este reto y asumir compromisos firmes que necesariamente exigirán una significativa transferencia de recursos desde los países más desarrollados a los países menos desarrollados.

Para las economías más pequeñas y los países menos desarrollados, la posibilidad real de aprovechar las oportunidades que ofrece un Área de Libre Comercio no depende sólo de medidas para reducir el arancel. También depende de las inversiones en la mejora de las condiciones de su entorno productivo y social, así como de los cambios en las condiciones de competencia imperantes en los principales mercados del Hemisferio. En ellos aún existen enormes barreras a nuestras exportaciones.

La voluntad sincera para resolver los asuntos relativos al acceso de los países en desarrollo a los diferentes mercados plantea como tarea ineludible la corrección de las disparidades entre países y el cambio en las desfavorables condiciones de la competencia que aún prevalece en los principales mercados, en los cuales aún rigen políticas de apoyo a la producción, medidas contingentes de protección, así como exigentes barreras técnicas que impiden el acceso de los países más débiles. Y el libre comercio -entendido en estos términos y practicado en condiciones desiguales- sólo beneficia a los países de mayor grado de industrialización y desarrollo.

Desde nuestra perspectiva, un Área de Libre Comercio será una oportunidad para todos, si y sólo sí, los países más desarrollados del Hemisferio comparten los costos políticos, económicos y financieros de abrir espacios para el esfuerzo productivo de las economías más pequeñas y los países de menor nivel desarrollo.

La creación de los Fondos de Convergencia Estructural para financiar los proyectos en infraestructura y servicios de apoyo a la producción son un mecanismos imprescindible para disminuir las asimetrías entre países.

Esta es una condición básica para evitar que una Area de Libre Comercio sea un espacio en el que los países con serias carencias en su entorno productivo tengan que incurrir en sobrecostos que castigan la competitividad no solo de sus exportaciones, sino incluso de la producción destinada a sus mercados internos; la cual, una vez implantado el acuerdo verían cada vez más reducido el nivel de protección del que antes les permitía mantenerse activos, generando los empleos que nuestros ciudadanos necesitan.

Hacemos énfasis en que una Zona de Libre Comercio no se crea por el sólo hecho de eliminar el arancel. La convergencia estructural, legal, institucional y económica es imprescindible para asegurar que el ALCA sea un juego suma-positivo. Una Zona de Libre Comercio que sea para todos la oportunidad que se pregona dependerá de la solidaridad. Es hora de pensar seriamente en la creación de estos Fondos de Convergencia Estructural.

Propuestas

Por esta razón, proponemos la transformación del Grupo Consultivo de Economías más Pequeñas en un Grupo de Negociación para el Tratamiento de las diferencias en el tamaño de las economías y en los Niveles de Desarrollo. Este Grupo deberá recibir un mandato claro y preciso para el diseño de las dispociones y acuerdos de obligatorio cumplimiento referidas al Trato Especial y Diferenciado a las economías más pequeñas y países de menor nivel de desarrollo.

Entre estas medidas, este Grupo de Negociación deberá elaborar una propuesta concreta sobre los Fondos de Convergencia Estructural en el ALCA como un mecanismo que contribuya al objetivo común de crear un área de libre comercio que sea una alianza ganar-ganar, una verdadera oportunidad para todos, indepencientemente del tamaño de nuestras economías y de nuestro nivel de desarrollo.


1 Traducción: “Mas allá de las discusiones técnicas, el hecho es que las negociaciones comerciales ya no pertenecen simplemente al dominio de los especialistas. Hoy en día, los asuntos comerciales son el punto central de la política interior y de la política exterior. Por lo tanto, debemos reconocer la naturaleza política y social del proceso hacia el Área de Libre Comercio Hemisférica. La certeza de que tenemos un compromiso conjunto y una serie de metas y objetivos comunes nos ayudara a construir con paciencia un consenso vigoroso en todos los asuntos delicados”. Ver Kenneth Valley “The opening of the XV meeting of the FTAA trade area of the Americas (FTAA)”.

 

 
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