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Público
FTAA.soc/thm/inf/13
4 de noviembre de 2003

Original: español
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ALCA - COMITE DE REPRESENTANTES GUBERNAMENTALES SOBRE LA PARTICIPACION DE LA SOCIEDAD CIVIL


II REUNION TEMATICA CON LA PARTICIPACION DE LA SOCIEDAD CIVIL HEMISFERICA

FUNDACION CENTRO INTERNACIONAL DE INVESTIGACION JURIDICA

 

EL ALCA Y LA SOCIEDAD CIVIL

El proceso del ALCA ha sido fuertemente cuestionado desde diversos ángulos debido a la falta de participación de la Sociedad Civil, entendiendo como tal no solamente a las Organizaciones No Gubernamentales sino a las Fundaciones académicas, organizaciones sindicales y profesionales, cámaras empresariales y sectoriales, en fin, todo el amplio universo que, excluyendo al Estado, componen el mosaico de cualquier sociedad del continente.

Este cuestionamiento se explica fundamentalmente por la falta de un órgano que, desde la Sociedad Civil, participe activamente del complejo tramado de las negociaciones del ALCA, sea proponiendo o informando a quienes en definitiva son los receptores de todo este esfuerzo, los ciudadanos.

A medida que transcurrieron los años y la negociación fue tomando cuerpo e importancia estas objeciones se han ido incrementando por causa de no haber existido por parte de las autoridades del ALCA nada más que un tibio esfuerzo, extemporáneo y mal difundido para dar publicidad y transparencia a esta negociación cuyos objetivos trascienden el campo de un mero acuerdo económico.

El tema, de por si complejo y difícil de conceptuar por su amplitud y diversidad se ha convertido en una entelequia en la que parecería que unos, los malos ( Estados Unidos) querrían imponer su criterio comercial y “obligar” a una apertura indiscriminada a los “otros” las víctimas, funcionando el acuerdo como reaseguro respecto de las políticas imperialistas de moda.

Este escenario se compadecería con una especie de “coto de caza” o de reserva de mercado de Estados Unidos en la región.

Nada hay más pernicioso que una verdad a medias, puesto que se hace dificultoso diferenciar una cosa de otra…Qué de cierto tiene lo antedicho y qué de falso…

En verdad la negociación para construir el ALCA obedece a una necesidad de contrapesar el avance e influencia que la Unión Europea plantea no solo desde un punto de vista económico sino también político, brindando tal concepción una suerte de teoría del “equilibrio” o de los “bloques” en donde se haría necesario para mantener esa teoría que exista un ALCA cuyos objetivos no son sólo económicos sino fundamentalmente geopolíticos.

Dentro del esquema conceptual cuya premisa fundamental es estrechar los lazos con los vecinos y con ello mejorar el nivel de vida de todos, acercando productos y fronteras en pos de un mercado libre continental, se encuentra el ALCA cuyos lineamientos son básicamente una buena propuesta para todas las partes involucradas.

Es infantil creer que nadie, ni la más pequeña república insular, concurra a la mesa de negociación sin algo que dar y algo que recibir, por lo que inicialmente en este proceso Estados Unidos negocia con ofertas concretas sobre distintos grupos de negociación y con el objetivo de plantear intercambios que a decir de todas las partes resulte provechoso para todos.

Obviamente el interés norteamericano, acrecentado en la era Bush, obedece a cuestiones de tipo estratégico a las que se suma el tema económico.

La mejor forma de lograr control sobre la situación política internacional se instrumenta mediante un planteo en donde, sea merced a organismos financieros multinacionales, sea mediante las presiones diplomáticas en pos de un objetivo, sea mediante proyectos de esta naturaleza que permitirán actuar a empresas americanas en condición de locales en todo el continente, se avanza sobre el grado de libertad y de decisión de los países periféricos en pos de operar un alineamiento casi vertical respecto de las directrices de política internacional que emanan de los Estados Unidos, algo lógico en este contexto.

En este marco de dependencia real se desenvuelven las negociaciones del ALCA, con temas que exceden el marco de lo continental, como el caso de la Agricultura y el tema de las patentes (derechos intelectuales) y que aparentemente serían mejor negociados por todos dentro del marco mundial de la Organización Mundial del Comercio.

Pero en este interés estratégico de los Estados Unidos subyace también un interés por parte de las otras naciones de vender y acrecentar con ello el comercio con el gran vecino, y ello es el máximo atractivo que este proyecto ofrece.

La posibilidad de una apertura gradual pero sostenida del enorme mercado estadounidense, no solo enorme en cantidad sino en ingreso de sus habitantes, hace que esta ocasión se perfile como inmejorable por el tiempo político y las circunstancias económicas por las que atraviesa el hemisferio y especialmente la política estadounidense.

Un presidente fuerte como Bush, con metas de liderazgo mundial no puede permitirse que su “patio trasero” le de la espalda a una iniciativa que ya lleva diez años de vida y de esfuerzo para su concreción.

El ALCA es una excelente oportunidad que ofrece una variada gama de opciones que la Sociedad Civil desconoce pero que debidamente difundidas y estudiadas a través de foros, seminarios, conferencias y debates pueden dar lugar a excelentes negocios que hoy no se hacen porque se ignoran. Este proyecto está mal vendido y tiene peor prensa.

En este punto la Sociedad Civil ha sido hasta ahora el convidado de piedra, mencionado y convocado pero ausente por propia cuenta y por obra de la falta de apertura de parte de los órganos del ALCA que no han abierto los canales de comunicación ni los fondos que permitan la participación de la ciudadanía respecto de las conveniencias y oportunidades que este acuerdo puede brindar.

Se ha subestimado la reacción hacia este tipo de propuestas acrecentada por la cuestión de Iraq cuyas consecuencias aún no se han mensurado completamente en términos de prestigio e imagen

Si bien actualmente existe en el ALCA un Comité de Representantes Gubernamentales Sobre la Participación de la Sociedad Civil, su propio nombre ya indica el contrasentido que esta creación tiene, puesto que mal puede la misma representación gubernamental designar a la contraparte de la Sociedad Civil para la búsqueda de difusión, de consenso y de participación.

En tal sentido y hechas las salvedades del caso se puede hablar que en un horizonte futuro el ALCA podría resultar de gran beneficio si al momento de las negociaciones se tienen en cuenta las observaciones y críticas, constructivas y veraces, de la Sociedad Civil.

También se deberá instrumentar eficazmente la afluencia de los fondos disponibles por parte del Comité Tripartito, BID, CEPAL y OEA y con la indispensable colaboración y compromiso de los gobiernos mediante, una convocatoria y difusión de los alcances de estos acuerdos y la manera de beneficiarse de ellos.

Hoy tal asistencia elemental para espacios publicitarios u organización de foros y conferencias es inexistente y una maraña burocrática hace que solicitar a cualquiera de estas entidades siquiera un auspicio o una colaboración sea un terreno solo accesible a las organizaciones de cúpula o a las grandes empresas multinacionales con acceso fluido a estas oficinas en desmedro de la pluralidad y el acceso democrático a la información.

No podrá estar más ausente el verdadero Comité de la Sociedad Civil que elegido democráticamente funcione como bisagra entre las propuestas y apetencias de los gobiernos y las necesidades de tipo participativo y búsqueda de consenso en el marco ampliado de la Sociedad Civil sin la cual todo este armado será una pieza de museo y un nuevo intento frustrado sobre el horizonte político estadounidense.

No hay que olvidar que sin un debido sustento anclado en el consenso y la participación la ratificación de los acuerdos ALCA por parte de cada legislatura de los países involucrados será una ilusión pero nunca realidad.

Sin estas premisas instrumentadas y alentadas desde el rol del Estado y de las Grandes Empresas no hay futuro, la democracia no solo es un instrumento en el momento de las elecciones y los votos, sino en el ejercicio cotidiano del disenso y de la propuesta, de la participación y del discurso de cada uno.

En Argentina hay una clara voluntad manifiesta por las máximas autoridades de hacer del ALCA un proyecto abarcativo y pluralista a tono con esta nueva etapa de cambios, transparencia y democracia.

Se deberá establecer para concretar ese discurso el libre acceso y el financiamiento a las iniciativas que abren el juego a la participación democrática de todos los sectores y en todos los ámbitos a fin de terminar con el discurso único y los conocidos de siempre.

Este es el desafío y la propuesta de la nueva administración respecto del ALCA, y en general del modelo de gestión y se verá si solo es un mensaje destinado a conformar o una convicción que se traducirá en hechos y realidades.

 

Por Fernando O. Berot

Director Ejecutivo

FUNDACION CENTRO INTERNACIONAL DE INVESTIGACION JURÍDICA

BUENOS AIRES

 
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